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Historia de dos estados: Cómo restablecer el crecimiento de la productividad en Estados Unidos

Por Roberto Cardarelli y Lusine Lusinyan (Versión en English) La pregunta del día: ¿Qué tienen en común los estados de Oregón y Nuevo México? ¿Qué relación puede existir entre los espectaculares paisajes del Crater Lake y el brillante desierto blanco de White Sands? Respuesta: Una similitud es que estos dos estados son los que tienen la mayor producción de computadoras y aparatos electrónicos de todo Estados Unidos. Es como si Intel estuviera en el Bosque del Silicio o en Los Álamos. Ambos estados también ocupan puestos similares en cuanto al grado en que sus empresas hacen uso de la tecnología de la información. Crater Lake, Oregón (foto: Eye Ubiquitous/Newscom) White Sands, Nuevo México (foto: Eye Ubiquitous/Newscom) Pero pese a esta ventaja que representa el uso de tecnología de vanguardia, en un estudio reciente demostramos que en las últimas décadas la productividad ha evolucionado de manera diametralmente opuesta en estos dos estados. En cada uno, las empresas han tenido experiencias muy diferentes a la hora de transformar la pasión por la tecnología en productividad. Por ejemplo, entre 2005 y 2010, una inversión de US$100 en capital y mano de obra en Oregón habría rendido una ganancia de US$25, mientras que en Nuevo México una inversión similar habría arrojado apenas US$5. ¿Cómo es esto posible? Antes de responder a la pregunta, repasemos los hechos. La historia de la productividad en Estados Unidos La productividad total de los factores en Estados Unidos (aumentos de productividad gracias a un uso más eficiente del capital y la mano de obra y a avances tecnológicos) creció alrededor de 1¾% al año en 1996–2004. Posteriormente, la tasa de crecimiento se redujo a la mitad en 2005–13. Esta tendencia comenzó mucho antes de que estallara la crisis financiera (gráfico 1).

Junto con una menor participación en la fuerza laboral, esta desaceleración ha supuesto una reducción del crecimiento potencial de la economía estadounidense. Nuestros cálculos indican una contracción del producto potencial de 3% a 2% en el transcurso de un decenio. Tecnología o eficiencia Encontramos que si bien la moderación en el crecimiento de la productividad total de los factores ha sido generalizada en todo el país, el grado varía mucho según el estado. Las reducciones van desde más de 3 puntos porcentuales en Nuevo México y Dakota del Sur hasta menos de 1 punto porcentual en estados como Washington, Oregón, Nebraska y Maryland (gráfico 2).

La comparación entre Oregón y Nuevo México indica que las razones detrás de esta diferencia que muestran los resultados van mucho más allá del enfriamiento del boom tecnológico. Si fuera una cuestión solo de tecnología, se observaría una relación más estrecha entre los resultados de productividad de los estados y la especialización en tecnología de la información. En cambio, prácticamente no se detecta una relación entre el grado en que los estados producen o usan tecnología de la información y la variación del crecimiento de la productividad. La explicación radica en el hecho de que, si bien es importante, la innovación es solo uno de los ingredientes de la productividad. Otra dimensión importante es la eficiencia con que las empresas y los estados conjugan las ventajas de la innovación con su mano de obra, tierra, capital y otros insumos. De nuestras clases de Economía en la universidad sabemos que el “progreso” puede considerarse como un fenómeno con dos facetas: la expansión de la “frontera de producción” (el producto máximo que se puede obtener de una cantidad fija de recursos) y el cierre de la distancia hasta el nirvana de la frontera al convertirse más “eficiente.” Nuestro estudio revela que la eficiencia en los diferentes estados varía ampliamente (gráfico 3). En promedio, los estados se han ido alejando en cierta medida de la frontera, ya que no han aprovechado al máximo la nueva tecnología ni han encontrado formas de crear valor agregado. Si todos los estados hubieran podido mantener la eficiencia media del país, el PIB real por trabajador en 2010 habría sido 3% más alto de lo que fue en la realidad. Esto representa US$400.000 millones adicionales en consumo, inversión y exportaciones (más de US$1.000 por cada ciudadano estadounidense, incluidos los niños).

Cómo alcanzar el nirvana Según nuestro análisis, los estados a los que les va mejor son los que tienen más años de escolarización, mejor nivel de instrucción, más gasto en investigación y desarrollo y un mayor sector financiero. Observamos lo mismo al tratar de explicar por qué el crecimiento de la productividad ha sido diferente en los distintos estados en los últimos 20 años. Las implicaciones para las políticas son claras. La política pública debe enfocarse en facilitar la inversión en capital humano, la innovación, la generación de conocimientos, y en mejorar la intermediación financiera. Demos otro vistazo a Oregón y Nuevo México. En Oregón, en los últimos 15 años, el promedio de años de escolarización ha aumentado tres veces más que en Nuevo México. De igual manera, en Oregón el gasto que las empresas destinan a investigación y desarrollo es 1½% del PIB mayor que en Nuevo México.