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América Latina y el Caribe: Adaptándose a la nueva realidad mundial

Como se explica en Perspectivas de la economía mundial (informe WEO, por sus siglas en inglés), el nivel de actividad mundial ha repuntado desde mediados de 2013 y se prevé que siga mejorando en el período venidero. Proyectamos un crecimiento mundial ligeramente superior al 3½ por ciento en 2014, impulsado por una recuperación más rápida en las economías avanzadas.

En Estados Unidos, la actividad económica está cobrando ímpetu, al atenuarse los vientos adversos de origen fiscal. En la zona del euro, el crecimiento retomará valores positivos, respaldado por una menor contracción fiscal y una demanda externa más fuerte. Las economías emergentes, a su vez, continúan representando la mayor parte del crecimiento económico mundial, aunque el ritmo de crecimiento de su actividad económica probablemente se intensificará solo de manera moderada.

En este contexto, los efectos de una normalización gradual y ordenada de la política monetaria de Estados Unidos en general deberían ser manejables para los países en América Latina y el Caribe, especialmente si está impulsada por una evolución positiva del producto en Estados Unidos. De hecho, el ritmo de crecimiento más vigoroso en Estados Unidos respaldará la actividad económica, sobre todo en México y algunos países de América Central y el Caribe.

Por otra parte, se proyecta que los precios de la mayoría de las materias primas continúen cayendo en cierta medida en los próximos dos años, debido a un aumento de la oferta y una menor demanda de las economías emergentes, incluso la proveniente de China. Una caída de precios de las materias primas probablemente frenará el crecimiento económico en algunos países exportadores de materias primas de nuestra región.

El crecimiento económico se mantendrá a un ritmo moderado

Se prevé que la actividad económica en América Latina y el Caribe siga avanzando a un ritmo moderado en 2014. Se proyecta que el crecimiento regional será de 2½ por ciento en 2014, frente a un 2¾ por ciento en 2013, y muy por debajo de las tasas de crecimiento registradas en 2010–12. Se espera que la aceleración de la recuperación en las economías avanzadas fortalezca las exportaciones, pero es probable que la moderación de los precios de las materias primas y el endurecimiento de las condiciones financieras externas afecten negativamente a la demanda interna. También es probable que en varias economías persistan restricciones de oferta (entre ellas, mercados de trabajo tensos y cuellos de botella en infraestructura), en un contexto de continuo debilitamiento de la inversión. De hecho, la desaceleración del crecimiento de la inversión es una tendencia importante que se espera continúe. Concretamente, el crecimiento real anual de la inversión en AL-6 (Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay) se ha desacelerado de un nivel de dos dígitos en 2010 a menos del 5 por ciento en 2013, y se proyecta que caiga por debajo del 3 por ciento este año.

Más que de costumbre, la cifra agregada de crecimiento en la región de América Latina y el Caribe encubre dinámicas diferentes en las distintas economías:

• En México se espera que el crecimiento repunte gracias al fortalecimiento de la recuperación económica de Estados Unidos y la normalización de algunos factores internos que limitaron el crecimiento el año pasado.

• El ritmo de crecimiento más vigoroso en Estados Unidos también respaldará la actividad en Centroamérica, pero este impulso se verá contrarrestado en gran medida por el aumento de los costos de financiamiento externo y por algunos factores específicos de cada país, como ser la enfermedad de roya del café.

• En el Caribe, los altos niveles de deuda y los persistentes problemas de competitividad seguirán limitando la actividad económica, pero se espera un pequeño repunte del crecimiento en las economías dependientes del turismo.

• En cuanto a América del Sur, en Brasil, el crecimiento se mantendrá moderado, ya que la baja confianza empresarial continúa afectando negativamente a la inversión privada.

• Entre las demás economías financieramente integradas, se espera que Colombia y Perú mantengan tasas de crecimiento bastante elevadas. Las proyecciones indican que la actividad en Chile seguirá moderándose, debido a una desaceleración de la inversión privada.

Argentina se enfrenta a un panorama económico difícil, debido a sus considerables presiones de balanza de pagos. Recientemente, las autoridades permitieron una depreciación del tipo de cambio, un aumento de las tasas de interés y una reducción de los subsidios a los servicios públicos. Estas medidas son positivas, pero son necesarios ajustes adicionales.

• Por último, en Venezuela se proyecta que el producto se estanque, en un contexto de persistentes desequilibrios macroeconómicos y políticas distorsivas. Son necesarios ajustes fundamentales de política económica para evitar el riesgo de dinámicas desordenadas.

Riesgos potenciales

Si bien los efectos de una normalización gradual y ordenada de la política monetaria de Estados Unidos deberían ser limitados en la mayor parte de la región, el aumento de la volatilidad de flujos de capitales continúa siendo un riesgo, sobre todo en aquellos países con elevados déficits de cuenta corriente, altos niveles de inflación y márgenes de maniobra reducidos en materia de políticas domésticas.

Otro riesgo importante sería una caída de precios de las materias primas mayor a la esperada, lo que afectaría principalmente a las economías exportadoras de materias primas de América del Sur. En cuanto a los riesgos internos, las posiciones fiscales débiles representan una vulnerabilidad importante en varias economías, sobre todo en América Central y el Caribe. En algunas economías financieramente integradas, las autoridades económicas también deberán supervisar cuidadosamente una posible acumulación de riesgos en el sector corporativo, vinculados con un aumento del endeudamiento.

Desafíos de política económica

¿Cuáles son las implicaciones de estas perspectivas y riesgos para la política económica de la región?

Las prioridades de política varían según el país, pero en general incluyen los siguientes elementos:

• Implementar reformas estructurales para elevar el crecimiento potencial,

• Fortalecer las finanzas públicas, y

• Limitar posibles fragilidades financieras.

En resumen, en gran parte de América Latina y el Caribe será necesario ajustar las políticas a una nueva realidad caracterizada por condiciones financieras más restrictivas, términos de intercambio menos favorables y limitaciones internas al crecimiento potencial. En este contexto, las políticas macroeconómicas no deberían ser utilizadas para estimular la demanda en las economías con niveles de producto cercanos al potencial. En cambio, los esfuerzos deben centrarse en reducir las vulnerabilidades y asegurar suficientes defensas para enfrentar shocks futuros. La flexibilidad del tipo de cambio debe seguir desempeñando un papel importante como mecanismo de absorción de shocks. Al mismo tiempo, es esencial implementar reformas estructurales para elevar la productividad y el crecimiento a mediano plazo, sobre todo en el ámbito de la educación, la infraestructura, y el clima de negocios.

Presentaremos más detalles de los desafíos que enfrenta la región durante el lanzamiento de nuestro informe Perspectivas económicas: Las Américas el 24 de abril en Lima.