Por Geoffrey J. Bannister y Luis-Diego Barrot
¿Cuánta deuda pública puede tener un país? Hay varias maneras de responder a esta pregunta.
Una consiste en encontrar el nivel de deuda que puede ser pagado con seguridad en la mayoría de las circunstancias que enfrente un país. Otra seria observar la deuda y el espacio para aumentar el gasto público, donde surge la pregunta: ¿a qué nivel de deuda un gobierno pierde su habilidad de estimular el crecimiento expandiendo el gasto? Un tercer enfoque seria observar directamente la deuda y el crecimiento, y preguntarse ¿a qué nivel de deuda el crecimiento se ve afectado negativamente?
Según varios estudios, los niveles seguros de deuda pública (como porcentaje del PIB) son muy variables—entre el 25 al 35 por ciento para economías emergentes y entre 65 a 90 por ciento para economías industrializadas.
La intolerancia a la deuda
Un enfoque alternativo seria analizar lo que se ha llamado “intolerancia a la deuda”. Este enfoque nace de la observación de que diferentes economías tienen distintos niveles de “tolerancia” a niveles de deuda pública, en donde dicha tolerancia depende de muchos otros factores: como las instituciones, estructura económica, nivel de ingresos, crecimiento, entre los más importantes.
Algunas economías parecen ser muy intolerantes a la deuda, con un gobierno que en repetidas ocasiones entra en suspensión de pagos o reestructuración a niveles relativamente bajos (como ha sido el caso de muchos países de América Latina), mientras que otras economías pueden mantener altos niveles de deuda durante muchos años sin caer en incumplimiento (como el caso de Japón).
Nuestro estudio se basa en este último concepto. Para medir esta intolerancia a la deuda utilizamos la calificación de riesgo elaborada por la revista Inversionista Institucional (IIR, por sus siglas en inglés). Esta es una calificación que va de 1 (peor) a 100 (mejor), y que existe para más de 150 países desde 1989.
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